ENRIQUE DUSSEL
Enrique Dussel fue un filósofo argentino que influyó en la psicología social a través de su crítica a las estructuras de poder, la opresión y la exclusión, enfocándose en la ética y la justicia social.
QUE ES LA MODERNIDAD
Enrique Dussel, sostiene que la Modernidad se configura no sólo como un proceso europeo interno, sino también como un fenómeno global cuyo origen está ligado a la conquista y colonización de América en 1492. Para Dussel, este año marca el inicio de una "primera Modernidad", que se distingue de la segunda fase, que comienza con la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. Este enfoque de Dussel se aleja del discurso tradicional, que coloca el surgimiento de la Modernidad en Europa en el siglo XVIII, considerando los eventos posteriores como parte de una continuidad de este proceso.
Dussel propone dos concepciones de la Modernidad. La primera es eurocéntrica, regional y limitada, entendida como un proceso que, en Europa, se da a través de la emancipación del ser humano por medio de la razón, un desarrollo que se lleva a cabo principalmente en el siglo XVIII. Esta visión está centrada en Europa y no considera la historia de otras regiones del mundo, lo que limita la comprensión global de la Modernidad. En cambio, la segunda concepción es mundial, en la que Dussel argumenta que, a partir de 1492, con la llegada de los europeos a América, la historia del mundo se convierte en una historia única, unificada bajo el dominio europeo. Este fenómeno se conecta a lo que Wallerstein denominaría el "sistema-mundo", donde Europa se erige como el centro de la historia mundial.
Dussel destaca que la colonialidad es una parte constitutiva de la Modernidad, y que no se puede hablar de Modernidad sin reconocer la existencia de la "periferia", es decir, los pueblos colonizados. En su visión, la Modernidad no se limita a los procesos internos de Europa, sino que está inseparablemente ligada al colonialismo, lo que convierte a la colonización en un eje fundamental de la historia de la Modernidad. La industrialización y la Ilustración, que suelen ser vistas como los hitos más representativos de la Modernidad en Europa, son, según Dussel, una continuación y profundización de un proceso que comienza con el mercantilismo y la explotación colonial a partir del siglo XV.
PENSAMIENTO COLONIAL
El pensamiento colonial es la manera en que la forma de pensar de la época de la conquista sigue viva hasta hoy. No es solo algo del pasado, sino que todavía organiza cómo se entiende el mundo y cómo funcionan las relaciones de poder. Este pensamiento divide a las personas entre superiores e inferiores. Los europeos se presentan como los dueños de la razón, la cultura y la civilización, mientras que los pueblos colonizados son vistos como atrasados o sin valor. Así, las culturas no europeas son ignoradas o despreciadas.
Además, el pensamiento colonial crea conocimientos (como en la historia o la filosofía) que justifican la dominación y la explotación. Todo lo que no encaja en el modelo europeo es considerado menos importante o incluso invisible. Dussel dice que liberarse de verdad no es solo independizarse políticamente, sino también romper con esa forma de pensar colonial. Para lograrlo, es necesario recuperar otros saberes, reconocer otras culturas y construir nuevas formas de entender el mundo.
POSMODERNIDAD
Para Enrique Dussel, la posmodernidad no representa una verdadera superación de la modernidad, sino más bien su continuidad y transformación. Lejos de romper con el sistema moderno-occidental, la posmodernidad exacerba rasgos ya presentes, como el individualismo, la cultura de consumo y el relativismo ético y cultural. No plantea un cambio profundo, sino que se convierte en una nueva fase de dominación disfrazada.
La posmodernidad se caracteriza, además, por la irracionalidad de la razón y la renuncia a los proyectos emancipadores. Para Dussel, los grandes relatos que impulsan la transformación social como la revolución y la liberación son descartados, fomentando una actitud de resignación y escepticismo. Así, se debilita la esperanza en una transformación radical de las estructuras de poder. Actúa como una forma de neoconservadurismo. Fragmenta la conciencia histórica, debilita las luchas colectivas y refuerza el sistema capitalista bajo una apariencia más "liviana" o "estética". Frente a esta situación, Dussel sostiene que es necesario reivindicar el papel liberador de la razón y mantener viva la lucha por la justicia, especialmente en América Latina, donde las estructuras de opresión históricas siguen vigentes.
TRANSMODERNIDAD
La Transmodernidad, según Enrique Dussel, es un proyecto cultural y mundial que surge como una respuesta fuera de la Modernidad y la Postmodernidad europeas, desafiando el carácter totalizante del proyecto moderno. A diferencia de la visión de Rodríguez Magda, Dussel no la entiende como una fase dentro de una tríada dialéctica de Modernidad-Postmodernidad-Transmodernidad, sino como una propuesta que emerge fuera de Europa y Estados Unidos. En su enfoque, la Transmodernidad no es una simple continuidad de la Postmodernidad, sino un esfuerzo por reinterpretar la historia desde una perspectiva no eurocéntrica, que incorpore los elementos culturales y sociales de otras partes del mundo, especialmente aquellos que fueron excluidos o subyugados por el proyecto moderno europeo.
La Transmodernidad busca resurgir las culturas que no fueron reconocidas ni incorporadas dentro de la Modernidad europea, y construir una nueva civilización del siglo XXI basada en diálogos interculturales simétricos. Este proyecto pretende ver los fenómenos globales no desde el centro hegemónico europeo, sino desde la "exterioridad" de otras culturas. Para Dussel, las culturas no occidentales (como las de China, India, el mundo islámico y las culturas africanas o latinoamericanas) no son simplemente "premodernas" ni deben ser vistas bajo las categorías de la Postmodernidad occidental, sino que tienen un desarrollo propio que se orienta hacia la Transmodernidad.
La Transmodernidad es, entonces, un fenómeno que refleja la emergencia de estas culturas como sujetos activos en el diálogo global, respondiendo a los desafíos de la Modernidad y la Postmodernidad desde sus propios contextos y experiencias culturales. Dussel ve la Transmodernidad como una co-creación de nuevas posibilidades que no pueden ser concebidas únicamente desde la lógica de la Modernidad europea, sino que requieren una visión más amplia y plural. En este sentido, la Transmodernidad implica una ruptura con el eurocentrismo y una revalorización de las culturas que fueron históricamente marginadas, buscando un futuro en el que los diálogos interculturales sean verdaderamente simétricos y no meramente superficiales.
PENSAMIENTO DECOLONIAL
El pensamiento decolonial es una reflexión crítica que busca romper con el dominio cultural de Europa y con la forma de pensar que impuso Occidente sobre el mundo. No ve la colonialidad solo como algo del pasado, sino como una estructura de poder que todavía hoy atraviesa la modernidad y las relaciones globales. Critica el eurocentrismo, es decir, la idea de que la cultura y los valores europeos son el modelo superior que todos deben seguir. En cambio, el pensamiento decolonial busca reconocer y valorar otras culturas y formas de conocimiento que han sido históricamente despreciadas.
Dussel también introduce el concepto de diferencia colonial, que muestra cómo los colonizadores y los colonizados no solo viven de manera distinta, sino que sus saberes y experiencias han sido jerarquizados injustamente. El pensamiento decolonial en Dussel apunta a construir una “transmodernidad”: una nueva forma de estar en el mundo que supere las injusticias de la modernidad y la colonialidad. Esta transmodernidad apuesta por el respeto a la diversidad cultural y la construcción de relaciones más justas entre los pueblos.
QUE ES LA ALTERIDAD
La alteridad se refiere a la condición del "otro" como algo esencialmente distinto al "yo". Esta diferencia no puede ser absorbida ni integrada en un sistema total, sino que debe ser respetada y reconocida en su exterioridad. La alteridad, para él, no se limita a una mera diferencia cultural o superficial, sino que cuestiona y desafía la lógica totalizadora de la modernidad. La alteridad es un principio ético clave. Implica no solo reconocer al otro como distinto, sino también asumir una responsabilidad hacia él, defendiendo sus derechos y su autonomía. Se convierte en un fundamento de la ética de la liberación, donde la justicia se transforma en solidaridad y compromiso con el bienestar del "otro".
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